martes, 16 de junio de 2020

Capítulo 27



Adolfo está en su casa llorando. Va en calzoncillos. Llaman al timbre de una manera loca. Se cubre con una sábana. Se sorprende al ver a Simón.
--¿qué haces aquí?
Simón  no para de llorar.
-ayudame --le suplica.
Adolfo lo  abraza con amor y desesperación olvidándose que es su hijo.
--Quiero que sepas que cuentas conmigo para todo lo que necesites ¡No estás solo estoy contigo!
Simón se aferra al cuerpo desnudo de su amado. Le suplica que no lo eche de su lado. Adolfo se siente culpable por el sufrimiento de su hijo. Por amarlo. Por desearlo. Por no poder verlo como a un hijo. Simón quiere dejar el pasado atrás. Quiere dejar la prostitución. Las drogas. Quiere ser feliz 
--¡ayúdame¡¡Quiero cambiar, quiero dejar de llevar la vida que llevo y desintoxicarme de las drogas!
Adolfo siente que su corazón palpita más fuerte que nunca.
--Te voy a llevar a un centro de desintoxicación. Luego te vendrás conmigo a la casa. Estaré surmlte a tu lado.
Simón desesperado dice: 
--¡No quiero que Gustavo ni Marina me encuentren!
-¿Cómo es que estás casado con Gustavo?
-¡Eso no es verdad! ¡Yo nunca me casé con ese animal! ¡Es cierto, me acosté con él varias veces, pero nunca me casé con él!
Adolfo sujeta con fuerzas a su amado. Unen sus frentes. Lloran.
--te juro que nunca más nadie te hará daño.
Simón está donde quiso en todo momento. En brazos de ese hombre que desde una foto lo volvió loco.

Marina  recibe una llamada del doctor Viejo  en la que le comunica que Simón  desapareció.
--¿Cómo es eso? ¿Qué seguridad hay en ese hospital?
Seguidamente cuelga el teléfono con rabia y discute con Gustavo.
-- ¡Tiene que aparecer! ¡Tenemos que tenerlo vigilado!
-- ¿Y crees que yo no lo sé? ¡A los dos nos interesa más que a nadie que no se muera para poder cobrar la herencia! ¡Falta menos de un año¡
Marina está furiosa.
--¡Pero se ha escapado!  ¡Eres un inútil! ¡No eres capaz ni siquiera de velar por tu esposo! ¿Qué tal si ha ido a buscar a Adolfo? ¡Se nos va a caer el teatrito y todo por tu culpa!
-- ¡Cállate! ¡Ahora no es momento de reprochar nada! ¡Tenemos que ir a buscar a Simón ! ¡Ahora sí que lo traigo para acá y no volverá a salir hasta que cumpla la edad de cobrar su herencia!
--Mueve tu precioso culo. Gus. ¡Estamos perdiendo el tiempo.

Ninfa está dormida y tiene pesadillas sobre Ernesto.
--¿Cuándo vas a entregar la carta que te entregué? ¡Tienes que dársela a Simón !
Seguidamente sueña que está en el juicio por la muerte de Ernesto y le dan la pena máxima porque la consideran culpable de asesinato.
--¡No, no puede ser! ¡Tengo que entregar la carta! ¡Pero, no la encuentro! ¡La he buscado por toda la casa y no la encuentro   

Simón  y Adolfo salen del apartamento abrazados.
-Te voy a llevar a una clínica especializada para que te ayuden a salir de la droga.
--¡Llévame lejos! ¡No quiero que Gustavo ni Marina me encuentren!
--No te preocupes, está en la otra punta del país y yo estaré a tu lado y nada malo te pasará.
Simón ha vivido un infierno y se aferra a su salvador con desesperación. Adolfo no soporta verlo tan mal. Daría su vida por curarlo. Por borrar ese sufrimiento que ha vivido.

Sin Simón, sin Adolfo. Tomás está perdido. Vive la vida loca acostándose cada día con un hombre diferente. Esta en una discoteca. Lo seduce un chico muy joven con muy buen cuerpo. Lleva máscara. Va sin camisa. Le baila muy provocativo. A Tomás le vuelve loco. Se lo lleva a un hotel. Disfruta como nunca al ser penetrado por ese joven que no le ha hablado y no se ha quitado la máscara. Luego cambian los roles. Disfruta mucho al descubrir que ese culo es virgen. Lo azota . Lo va insultando. Dice obscenidades. Cae en la cama retorciéndose de placer. No deja de resoplar.
--nunca había cogido tan sabroso. Ha sido la cogida de mi vida. Que putita estas hecho. Eres una máquina de tragar vergas. Un culito tragón. Has nacido para dar placer a machos como yo. ¿Y no me vas a decir quien eres para darte las gracias por lo rico que he cogido?
El chico se quita la máscara sonriendo.
--de nada, papá. Yo también lo he disfrutado mucho.
Tomás sufre un fuerte impacto. Esta horrorizado al descubrir que se ha acostado con su propio hijo. Con Alfredo. Es tal la monstruosidad que acaba de pasar que no que sale la voz. Mira a su hijo con los ojos inyectados en sangre. Con la mirada le pregunta porque. Adolfo escupe todo su odio y frustración en ese hombre que está destruido.
--¡por ser el primer cliente de Simón. Por haber ayudado a destruirlo. Por haber sido el amante de Adolfo. Porque eres un desgraciado que no merece vivir¡
Alfredo ha matado a su padre. Al hombre le destroza  que su hijo haya tomado el mismo camino de destrucción que Simón. Desnudo, Alfredo se encierra en el baño. Se pone hasta arriba de cocaína. Tomás se levanta desnudo. Está muerto. Sale al balcón y se lanza. Su muerte es instantánea.













Meses después.
Adolfo va a buscar a Simón  al centro en el que se encuentra. El chico está recuperado. Se funden en un abrazo. Están felices. Adolfo lleva la bolsa de su hijo. Se van juntos abrazados por los hombros.
--Nunca más volveré a caer en el vicio de las drogas ni en la prostitución.
--Te vendrás conmigo. Quiero que vivamos en una casa que he comprado para cuando salieras de aquí.
La pareja se mira fijamente. Los dos sienten deseos de besarse. Se acercan muy peligrosamente. Sus almas se llaman a gritos para unirse.  Simón ha aprendido la lección y aunque siente lo mismo que él lo para y le dice:
--gracias, papá. Me has salvado la vida. Tú me diste la vida y ahora he vuelto a nacer gracias a ti.
Oír esa palabra de labios de su amado le duele. Se le escapan las lágrimas.
--¿papá? Nunca antes me habías llamado así -dice con la voz rota.
Los dos se miran y se tragan su dolor y sus ganas de besarse.
--en estos meses he aprendido a verte como lo que eres, mi papá -miente el chico.
Adolfo se siente un miserable porque sabe que jamás verá a ese chico  como a  su hijo. Simón  no soporta la cercanía de Adolfo ya que solo rozarlo. Mirarlo lo estremece .Le duele en el alma que sea su padre. Le cuesta mucho llamarlo papá pero tiene que borrar ese amor que lo esta matando.
--todo lo que ha pasado, estos meses de encierro. Nada ha servido, sigo sintiendo este sucio amor que no me sirve para nada y que es denigrante¡ --dice Simón para sí.
Padre e hijo se miran deshechos, se deben tragar su dolor y su amor. Entran en el coche. Frustran sus ganas de besarse, de acariciarse, de decirse que se aman.


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