martes, 16 de junio de 2020

Capítulo 20



Adolfo va a su dormitorio a toda prisa. Cristina, al oír que se acerca, vuelve a la cama y hace que estaba dormida y se despierta.
-- ¿mi amor, que pasa, me despertaste?
Gustavo, muy alterado y vistiéndose a toda prisa:
--lo siento, no te quería despertar.
Cristina como si no hubiera oído nada:
--¿vas a algún sitio, no es muy tarde?
Adolfo visiblemente angustiado:
--¡sí, sí tengo que salir pero tú duérmete, no sé cuando regresaré¡
Cristina se incorpora y se hace la mujer dulce:
--pero mira qué cara tienes mi amor ¿qué te pasa?¡ay no me dejes con esta angustia¡ 
-- es mi hijo, está muy mal en el hospital.
Cristina haciéndose la que le importa y no sabe:
--ay que pena, ¿¡que le pasó a tu hijito lindo? Seguro que tuvo un accidente. Que pena. Un chico  tan lindo... mira si se muere¡
--¡eso no lo digas ni en broma¡¡
-- ¡si claro, que horror. Yo aunque no lo conozco ya siento que es como un hijo mío. No soportaría que le pasara nada¡
Adolfo no dice nada. Se sorprende al ver que su esposa se empieza a vestir.
--¿qué haces?
--tu hijo es mi hijo, si tu hijo está en el hospital pues yo voy a tu lado. Me voy morir de la angustia sin saber si le pasó algo malo a este niño tan dulce. Mira que si se muere y yo aquí sin saberlo...
Las palabras de su ex esposa lo angustian mucho pero está demasiado dolido como para contestarle, sólo le dice:
--tu no vienes.
Cristina se muere de los celos.
--¡claro seguro que es mentira y se quiere revolcar con ella. Maldito¡ --dice para sí.
A pesar de sus celos y la rabia que siente aún se puede mostrar dulce y cariñosa:
--mi vida, ¿por qué no? Tengo que estar a tu lado.
--¿y nuestro hijo? Emilio no se puede quedar solo.
Cristina se muere de rabia pero se da cuenta que tiene razón y no dice nada. Adolfo le da un frío beso y se va. En la puerta lo espera Alfredo. Los dos se miran con rivalidad.
Cristina se queda furiosa.
--¡ojalá sea cierto esté muy grave y se muera¡ no puede ser... Ese niño y Tomás… todos son unos degenerados y quieren confundir a mi marido¡


Alfredo se monta en el coche de Adolfo. Está nervioso.
-- tal vez yo no debería ir, tú es el padre... yo no tengo nada que hacer ahí.
Adolfo intenta controlar sus celos y olvidar que está ante un rival y comportarse como un padre y , aunque cada palabra lo llena de rabia, dice:
--tú quieres mucho a mi hijo y eso es lo más importante. Yo te juro que no sabía que era mi hijo cuando estuvimos juntos y ahora no sé como ayudarlo. Seguro que el amor de un hombre es lo único que le puede salvar.
Alfredo lo mira con desconfianza.
--¿estás enamorado de él? –pregunta el chico.
Adolfo lo mira con una mirada llena de dolor, no dice nada y Alfredo no insiste.
--¿Y mi padre? Fue su primer cliente. Lo obligó a prostituirse
-Simon usó a tu padre para hacerme daño. No metas a tu padre. No le comentes lo que sabes. Simón es lo más importante. Debemos centrarnos en él. No le digas nada a tu madre de lo que sabes. Por tu hermano. Por mi hijo.
--Es asqueroso lo de ustedes. Mi tío y mi padre.
--No nos juzgues. Más adelante hablaremos tranquilamente si quieres.
Siguen el viaje en silencio. Hay recelos hacia el otro en ambos pero los dos quieren lo mejor para Simón.

Al llegar al hospital, Adolfo y Alfredo se llevan la sorpresa que Simón  ya no está ahí.
--¡¡pero cómo que no está¡¡ Me dijeron que mi hijo estaba muy mal.
--su hijo es adicto a las drogas, aquí ya no podemos hacer nada por él.
--¿y lo dejaron ir así porque sí? --Alfredo.
--su familia se hizo cargo de él. No le puedo dar más datos.
Alfredo y Adolfo se van muy angustiados. 
--¿y ahora que hacemos?¿vamos a su casa? --Alfredo.
Aunque no le apetece hacerlo, Adolfo marca un número, el del celular de Marina. La mujer recibe la llamada nerviosa y excitada.
--si, si, Simón  está conmigo. Ya te dije que yo soy como una madre para él.
--quiero verlo.
--está muy mal, nosotros lo vamos a internar en una clínica especializada de esas. Será mejor que te alejes de él, mi esposo no te quiere ver, se va a enojar mucho si sabe que hablamos.
--bueno está bien. Si necesitan algo...
--dinero, vamos a necesitar mucho dinero para el tratamiento.
--tranquila, yo te lo doy..
--te avisaré para que me puedas dar el dinero.
--cuando quieras.
Marina está feliz. Recibirá dinero de Adolfo y con suerte lo convierte en su amante.. Su cara está iluminada.

 Alfredo mira ansioso a Adolfo.
--¿y bien?¿qué pasó?
--lo van a internar a una clínica.
--¿ donde yo quiero verlo?
-- No sé…
-- ¿¡como que no sabes?¡qué clase de padre eres?¡
--yo hago lo que puedo, yo voy a pagar esa clínica así que averiguaré dónde está.
Adolfo tiene celos de la angustia del chico. Sabe que se tiene que tragar todos los sentimientos que no sea de padre.
--lo quieres mucho ¿no? A mi hijo, digo.
--me enamoré desde el primer momento.
Aunque los celos lo devoran Adolfo no dice nada ya que sabe que él no le puedo ofrecer nada a su hijo. Los dos hombres se miran tristes.

Marina y Gustavo están en un auto. Conduce él. Simón  duerme en los asientos de detrás.
-- Marina este niño parece muerto. En el estado que iba no debimos darle una pastilla.
--era necesario para meterlo en esa casa sin que proteste.
-- ¿y que le vas a decir a tu marido?
--pues que está incomunicado en una clínica para drogadictos.
-- ¿y cómo lo voy a tener todo el día encerrado? Esto es muy peligroso. Aún falta mucho para que herede, lo mejor era no decir nada de la boda hasta que se muera... si me pide el divorcio…
-- pero es que al paso que va a morir antes y lo vamos a perder todo. En el estado que está  no te va a pedir nada. No se acordará  ni de su nombre. Lo importante es tenerlo drogado para encerrarlo luego con que le des lo que  quiera para tenerlo tranquilo...
Gustavo con cara de degenerado: 
-¿Lo que quiera?
--¡No te pases de listo¡, tú sabrás que hacer para que no salga.  Eres su marido ¿no?
--pero si se entera puede anularlo.
--en el estado en el que está no puede anular nada. Tú hazme caso, lo importante es tenerlo encerrado hasta que en tu poder esté  toda su fortuna.
Los dos se sonríen con ambición.

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