martes, 16 de junio de 2020

Capítulo 22







Adolfo se da cuenta de su error, se queda paralizado. Cristina empieza a golpear a su exmarido con rabia.
--¡eres un depravado, un desgraciado... te acuestas conmigo y me llamas por el nombre de tu hijo¡
Adolfo se lleva las manos a la cabeza:
--¡te necesito, necesito que me ayudes a borrar su recuerdo... necesito hacer el amor contigo¡
--¡pues yo ahora soy yo la que no quiero. Esto sí que no te lo perdono, ve a vivir con tu hijo, son los dos tal para cual¡
Cristina se levanta y cuando su ex marido se le quiere acercar ella lo abofetea y lo insulta.
--¡no me toques con estas sucias manos con lo que tocaron a ese asqueroso ¡
--¡lo siento pero tampoco ofendas a Simón ¡
--¡desgraciado, no te voy a perdonar en la vida¡ --Cristina.
--¡fue un lapsus, no sé que me pasó¡
--¡¿quieres que te lo diga yo?¡ ¡amas a tu hijo, a pesar que es tu hijo la amas, piensas en él a cada momento, no me quieres hacer el amor a mi porque sólo piensas en él...¡¡te odio¡Eres un joto¡ peor un depravado¡¡
--¡calmate, no grites, vas a asustar al niño¡
--¡No hables de mi hijo, Emilio no tiene padre, no quiero que agarre tus mañas¡ es que no sólo te has acostado con tu hijo sino con Tomás que es como tu hermano.
El pequeño entra en ese momento llorando y muy asustado.
--¿lo ves? Lo despertaste --Adolfo.
--¡fue culpa tuya¡ --Cristina.
--¿por qué gritan tan feo? –pregunta el pequeño muy triste.
El desnudo Adolfo se acerca a él, se pone de cuclillas y lo abraza con cariño:
--vamos, vamos a la cama, ya es muy tarde --Adolfo.
--¿por qué se pelean tú y mi mama?¿te vas a volver a ir? –Emilio.
--No claro que no, no pasa nada . Todo está bien. ¿verdad? –Adolfo.
--¡no seas mentiroso, dile a mi hijo la verdad, dile que ya no nos quieres, dile que tienes a otra persona, dile ¡quien es tu amante¡
Adolfo mira a su ex esposa molesto, Emilio se separa de él llorando.
--¡pues si tu ya no me quieres yo tampoco te quiero¡
el niño se va corriendo. Adolfo lo iba a seguir pero Cristina le agarra del brazo para que no se le acerca.
--¡tenemos que hablar con el niño, no lo metamos en nuestras broncas¡
--¡esto se acabó Adolfo, no quiero que te acerques a mi hijo, no quiero que lo veas nunca más¡
--¡yo soy el padre, no me puedes hacer esto¡
--¡claro que puedo, ¿qué crees que diría un juez si le explico que el padre de mi hijo se acuesta con su hijo mayor?
Adolfo mira molesto a su ex esposa:
--¿¡tú no me harías esto, verdad?¡
--¡no me obligues¡¡te puedo hundir a ti y a Tomás¡
--mira sé que me he portado mal pero por el bien de nuestro hijo...
Cristina lo interrumpe:
--¡es por el bien de él que no quiero que te le acerques, te he querido mucho Adolfo pero se acabó, te voy a olvidar, te voy a arrancar de mi corazón¡¡vete de mi casa y no vuelvas¡¡
ella lo mira entre lágrimas y a él le da pena. La quiere acariciar pero ella no se deja. Le golpea.
--¿estás segura que lo que quieres es que me vaya?
--¡así es y no quiero que vuelvas... ocúpate de tu hijo el degenerado que buena falta le hace, si regresas, si te acerques a mi hijo te acusaré con un juez y te sacara la patria potestad... no me obligues a actuar de mala manera¡
Adolfo la mira triste:
--esta bien. ¿puedo despedirme de él?
--Por favor, vete, vete ya.
Adolfo sale de la recámara triste y desnudo. Lleva la ropa en la mano. Cristina se pone a llorar. Cuando oye la puerta de la calle se mira al espejo y se seca las lágrimas.
--¡se acabó Cristina, ningún hombre merece que te humillen. Debes arrancarte del corazón a este cretino¡
Adolfo está en el auto. Golpea el volante con rabia. No deja de pensar en la noche en la que hizo el amor con Simón,. Es un sentimiento que lo ahoga y lo atormenta.
--¿porque no te puede olvidar, porque no te puedo olvidar?

Mientras Simón  está delirando en la clínica. Nadie sabe quien es. Simón  no hace más que repetir un nombre con desesperación y angustia: el de Adolfo.


Al día siguiente, Tomás y Adolfo hablan en su despacho. Adolfo está desesperado.
--¡no me puedo sacar a Simón  de la cabeza¡ --le dice.
Tomás lo mira con cara de degenerado pensando en la noche que estuvieron juntos. Adolfo se molesta con él:
--¡ojo con lo que piensas o lo que vas a decir¡
--bueno, calma... ¿qué vas a hacer? ¿vas a dejar a Cristina?
--No es justo para ella, no le puede cumplir como hombre, volveré a mi depa.
--¿Así que desde que tu y tu hijito...? –dice con cara de pervertido.
--¡no seas payaso que la cosa está grave¡
--¡ni que yo tuviera la culpa de que no te sepas sostener los pantalones¡
--¡si sigues en esas nuestra amistad se acaba aquí¡
--ya no te enojes.
Adolfo está molesto y le dice:
--y no creas que tú te libras. Tanto tu hijo como Cristina saben que fuimos amantes.
A Tomás se le borra la sonrisa del rostro.
--¡¡esto es culpa de tu maldito bastardo¡En mala hora lo metiste en nuestras vidas.
Tomás se va furioso. Adolfo se lleva las manos a la cabeza. Suena el celular de Adolfo y la cara del hombre se ilumina.
--voy a ver a Simón , voy a ver a Simón.

Gustavo irrumpe en el despacho de un médico a pesar que la enfermera lo quiere evitar. 
-el doctor Vidal siempre tiene tiempo para mi.
Al hombre no le gusta estar en manos de ese chico pero lo escucha. Gustavo se sienta y pone sus pies sobre la mesa y le cuenta sus planes.
--no pienso hacer eso. No voy a decir que estoy tratando a alguien que ni está en la clínica.
-- ¡a mi no me vengas ahora con moralismos¡¡tú me debes mucho, me debes mi silencio¡¡fue muy grave lo que tu hiciste... tu pasado es muy feo¡
--¿hasta cuándo me vas a chantajear?
-- ¡hasta que a mi se me dé la gana¡
El doctor lo mira resignado.

Marina y Gustavo esperan a Adolfo en la puerta de una clínica.
--vaya, esto parece una clínica buena. Tu amigo es un médico importante –Marina.
--Ahora las cosas le van muy bien y me debe un buen favor.
--¿y no me vas a contar lo que sabes de él?
--tal vez otro día.
--bueno... tú quédate en el auto, no quiero que nos vean juntos.
Los dos se besan y Marina queda sola. Adolfo llega en este momento.
--vaya, esta clínica parece buena ¡espero que ayuden a Simón ¿dónde está e? Quiero verlo.
Marina lo mira con deseo. Se cuelga de su brazo y entran a la clínica.

Gustavo sale a dar una vuelta mientras espera a Marina. Entra en un bar. Hay un noticiero especial. Hablan de un chico que ha entrado en un centro  de beneficencia para drogadictos en muy mal estado y nadie sabe quien es. Sacan una foto que le han hecho y Gustavo sonríe al ver que es Simón 

El doctor Vidal habla con Adolfo, le explica del supuesto tratamiento de Simón . Adolfo está muy desesperado, insiste en verlo.
--está incomunicado, es parte del tratamiento –doctor.
--pero está bien ¿Simón se va a poner bien?
--eso no depende de mí, sino de él.
Gustavo está muy preocupado, Marina se hace la preocupada pero está feliz porque todo ha salido como ella quería. 
Los dos salen al exterior, Marina no le deja de coquetear pero Adolfo no cae en ninguna de sus provocaciones. Marina lo mira con deseo :
--me gustas, me gustas mucho.
Lo besa de sorpresa, él se aparta. Está alterado. Ese culo le vuelve loca y le clava las uñas.
--ya deja de comportarte como una golfa o pensaré que no eres la adecuada para ocuparte de Simón. ¿Dónde está su padre?
--no lo quiere. No es su padre. Pero yo amo a Simón. Sólo me tiene a mi.
--pues Dios lo ayude.
El guapísimo hombre se va dejándola muy sofocada.


Mientras, Gustavo llega a la clínica donde está Simón .
--yo soy el esposo y me lo quiero llevar a una clínica privada –dice.
La enfermera lo conduce hasta el director de la clínica. Gustavo no puedo ocultar su satisfacción.

Simón  está muy alterado y no deja de llamar a Adolfo. Una enfermera trata de calmarlo.
--¡Me quiero ir de aquí! ¡Odio los hospitales, yo no estoy enfermo!
-- Pronto vas a salir de aquí. Hay alguien que vino a buscarte!
Simón  se pone feliz.
--¡Adolfo, es él! ¡Adolfo, Adolfo ha venido a buscarme! ¡Adolfo, quiero ver a Adolfo!
En ese momento entra Gustavo.
--¡Lo siento, pero no soy Adolfo! ¡Soy Gustavo!


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