martes, 16 de junio de 2020

Capítulo 24




Adolfo va a la escuela de su hijo para verlo. Emilio está ya con la profesora, no quiere ver a su padre y la profesora impide que se vean. Adolfo se enfrenta a ella.
-- ¡yo soy el padre del niño, no me puede prohibir que lo vea¡
- ¡claro que puedo, usted es un degenerado... ya sé que tiene como amante a su propio hijo¡
Oír eso le hace daño.
-- ¡las cosas no son como parecen, si yo le contara¡
-¡es usted un pervertido, su esposa lo debería denunciar. Si no se va ahora mismo llamo a la policía.
--¿bajo que delito?
--¡no sea cínico, le parece poco abusar de su hijo?¡si se acerca a esta escuela lo voy a demandar, depravado, cochino, enfermo¡
Adolfo se queda viendo a los niños esperando ver a su hijo. La profesora lo echa de ahí a patadas y él se va triste.

Marina prepara el desayuno a su marido y le pone una gota en el zumo. Luego se lo lleva y contempla muy amorosa como se lo bebe todo. Sus ojos brillan de maldad.
.
Esa misma tarde, Adolfo casi sin darse cuenta se está arreglando y perfumado como si fuera a una cita amorosa. Él mismo se reprocha su comportamiento.
--¡vas a ver a tu hijo enfermo, ¿cómo te puedes comportar así?¡Cristina tiene razón en querer alejarte de tu hijo, eres una mala influencia, manchas todo lo que tocas. Aunque me duela Emilio estará mejor si no me ve, será un niño sano y feliz.
Aunque se quiere auto-convencer que su preocupación por Simón  es como padre no puede evitar que la sangre le hierba de deseo al pensar que volverá a ver a su amado Simón . Sus besos y sus caricias están grabadas a puro fuego en su piel. En su alma.

El doctor Vidal reprocha a Gustavo el estado en el que ha traído a Simón .
--¡está totalmente drogado¡¿que le has dado?¿¡es que lo quieres matar?¡dónde tenías a este chico?
--¡tú no eres el más adecuado para darme lecciones de moral¡
--¿y que le digo al padre?
--Pues que el caso es difícil, le dices que saber que él iba a venir le puso nervioso porque lo odia y empeoró, que no debe volver a verlo hasta el tratamiento finalice ¡
--¿y después?
--pues cuando tu creas que es creíble le dices que está muy bien, feliz y que se fue con su marido. Debes recordar que sólo en ese momento Adolfo debe saber que Simón  está casado.
--No está bien engañar al pobre padre.
--¡Lo mismo digo yo... el padre de la chica  que murió por tu culpa debe haber sufrido mucho y le encantaría saber la verdad¡
El doctor Vidal calla y Gustavo ríe con maldad.

Adolfo llega a la clínica con un nudo en la garganta. Se le cae el alma a los pies al ver a Simón  en ese estado. El rostro de Simón no tiene vida. Parece un cadáver. Está inconsciente. Lo abraza llorando.
--¿¡qué le pasa a Simón  doctor?¿porque está así¡
Aunque le duele engañarlo, el doctor le cuenta lo que quedó con Gustavo:
--se enteró que usted iba a venir y se puso mal, le tuvimos que sedar. No deja de decir que lo odia, lo siento pero no le voy a permitir que vuelva.
Adolfo acaricia la mano del chico  y se estremece. Le besa la mano llorando:
--¡no puede impedirme que lo vea¡ tengo mis derechos.
--¡claro que puedo, usted no es su padre legal y además es lo mejor para el paciente ¡ ¡ya no tiene caso que siga aquí¡
Agarrado de la mano de su hijo y con ojos de sangre, Adolfo le ruega que no lo corra pero el doctor es inflexible. Adolfo se acerca al rostro de su hijo, el deseo lo llama, desea besarlo en los labios pero le da en tierno beso en la frente.
--¡no importa lo que me cueste pero vas a vivir, vas a vivir yo te voy a devolver la vida, Simón ¡ --quiere llamarlo hijo pero no puede, le sale un 'mi amor' que se traga. 
Adolfo no quiere irse, quiere quedarse al lado del chico , su corazón le dice que debe quedarse. El doctor casi lo empuja para que se vaya. Adolfo en la puerta mira al chico  con ojos de sangre. Luego se dirige al doctor.
--cuidelo, cuidelo como si fuera su hijo.
La culpa lo destroza al doctor pero no dice nada y deja que Adolfo se vaya triste pero convencido que está curando a su hijo.

Meses después...
Marina está en casa de Gustavo vestida  de negro. Lleva velo y todo que él le saca con deseo. La va desnudando y la tira sobre la cama.
--siempre quise hacerlo con una viudita y más el día del entierro de su maridito.
Marina ríe:
-- todo salió bien, nadie sospechó nada y soy libre, libre.
La pareja da rienda suelta a la pasión. Después hablan.
--ya falta menos de un año para que Simón  tenga 21 años, que ganas tengo ya que acabe todo esto y te tengo que felicitar por lo bien que ha salido todo... y es que ese niño ni se nota que está aqui... ¡lo tendrás todo el día drogado no?¡
-- otro médico amigo mío sin escrúpulos lo va visitando y ayuda a que su salud no empeore más de la cuenta.
--¿y se enterará de algo? Simón  digo.
--No sé yo no le preguntó.
--Da igual, no saldrá de aquí vivo. Pronto se reunirá con sus padres. 
La pareja hace furiosamente el amor. Simón está encerrado en el armario.  En ese cuarto. El amor de Adolfo le  ha ayudado a no volverse loco. Se ha imaginado que él no es su padre y que pronto estarán juntos y serán felices. Esos pensamientos que no siempre puede alimentar son los que lo salvan de todo el infierno que está viviendo. Generalmente vive ajeno al mundo. A veces se da cuenta de algo 
--Mi papá, ¿murió?¿Ernesto?¡¿que le habran hecho esos dos?¡
El chico  llora atormentado.

 Adolfo espera ante el despacho del doctor Vidal. Está muy ansioso por saber de Simón .
--¡por fin se digna a recibirme¡¿¡como está Simón¡
--Señor Vega si no lo he recibido antes es porque no tenía la obligación y porque su hijo me pidió que no lo hiciera, Simón lo ve como un peligro y yo creo que es cierto, que es mejor que no se vean.
Adolfo se traga su dolor:
--¿pero cómo está?
--Muy bien y feliz, salió del país con su esposo.
Eso se clava en el hombre como un puñal.
--¿esposo? Simón  no tiene esposo.
--claro que sí, 
De su cajón saca una copia del acta de matrimonio. Adolfo lee con el rostro desencajado. Es una puñalada directa a su corazón.
--pero ¿quién demonios es este tal Gustavo?¡
--si su hijo no ha querido que lo sepa por algo será .
El doctor se levanta para irse, atormentado por los celos y la angustia, Adolfo va detrás de él para sonsacarle el paradero de Simón sin lograrlo.


Mientras Simón sigue en el armario. Cuando están solos, Gustavo lo saca y lo tira en la cama. Sin mordaza pero atado de pies y manos.
--¡eres un cerdo, no me vas a volver a tocar¡¡yo amo a Adolfo¡
--¡pero él te olvidó y le da igual si vives o mueres¡
El dolor lo hace vulnerable. Gustavo le muestra una pastilla.
--ya sabes que si no hay sexo no hay pastilla.
Simón  se deja llevar por la adición y satisface las perversiones sexuales de su marido. Después se toma la pastilla y antes de que él lo amordace le grita:
--¡eres un cerdo, no te va a salir bien, te voy a meter en la cárcel ¡
Gustavo lo calla con un trapo, Simón hace un esfuerzo por gritar y de pronto se ahoga. Siente un fuerte dolor en el pecho que Gustavo reconoce. Simón  está sufriendo un infarto 

No hay comentarios:

Publicar un comentario