martes, 16 de junio de 2020

Capítulo 28 y último


Adolfo y Simón  llegan a la casa en la que van a vivir. En la misma ciudad en la que vivieron pero en una Colonia alejada  Tiemblan de deseo cada vez que se tocan. Al mirarse a los ojos se dan cuenta que va a ser más difícil de lo que creían comportarse como padre e hijo. Adolfo lleva las cosas de su hijo al cuarto que será suyo.
--¿y tu hijo? Me gustaría ver a mi hermanito. Siempre lamenté no tener hermano.
--Hace mucho que no lo veo, perdí la patria potestad. Ni tengo derecho a verlo.
--¿y eso? ---Simón  preocupado.
Adolfo no lo mira. Siente vergüenza. Y no quiere recordarle ese pasado infernal que a los dos le duele y que ninguno va a olvidar.
--no importa, no tiene caso hablar de eso.
Simón no soporta verlo mal y lo acaricia. Adolfo  cierra los ojos para saborear ese momento. Simón acerca sus labios a los de Adolfo con deseos de besarlo pero se frustra. Aunque eso lo destroza por dentro dice:
--papá...
Adolfo abre los ojos, la magia se rompe y vuelven a su dura realidad: no son una pareja de amantes sino un padre y un hijo.
--no me gusta verte mal ¿qué pasó? Si quieres yo hablo con el juez.
--no, no tiene caso.
--¿pero porque? ¿yo tuve la culpa?
Simón  se da cuenta que seguramente su padre perdió la custodia de su hermanito por su culpa
--fue por mi culpa ¿verdad?
Al hombre la conmueven las lágrimas de Simón. Lo acaricia pero Simón se aparta ya que el tacto de la piel de su amado le quema.
--fue culpa mía. Tu mujer supo lo que pasó entre nosotros y...
Hay un gran silencio entre los dos. No saben qué decirse, hay mucho amor pero también mucho dolor en sus miradas.
--pero no hablemos de eso. Ven para que conozca la casa y a los empleados.
--¿hay empleados?
--si, yo tengo que trabajar y así no estarás solo
Los dos se miran, en realidad sabe que es importante que estén con otra gente para que eso impida que se dejan llevar por sus emociones.

Gustavo sigue extorsionando al doctor Vidal.
--¡yo no sé dónde está Simón ¡
--¡pero es que no puede haber desparecido¡¡tú sabes dónde está y no se te da la gana decirmelo¡
--no lo sé pero si lo supiera tampoco te lo diría, ya estoy harto de tus chantajes.
Gustavo lo mira amenazante:
--¡conmigo no te pases de listo¡¡lo que hiciste fue un delito y te puedo mandar a la cárcel¡
--¡¡haz lo que se te pegue la gana¡¡
El doctor se va y Gustavo se queda furioso.

Marina tiene la misma conversación con el doctor viejo. Lo provoca y lo deja con las ganas. Le deja claro que sólo volverá a estar con él si encuentra a Simón.
-Es un drogadicto. Alguno de tus amigos tiene que saber de él.

Es la hora de la cena, Simón  y Adolfo están el uno frente al otro. Se quieren decir tantas cosas pero saben que son cosas prohibidas. Tratan de comportarse como padre e hijo y hablan de todo y de nada. Hay mucho tensión entre los dos. Se miran y sólo sienten ganas de besarse
--espero que el tiempo borre esto que siento por ti y no puede ser. Espero que te pueda ver como a un hijo --piensa Adolfo.
--Díos Mío -piensa Simon-—dame fuerzas, si fuera menos guapo pero me atrae y eso me empuja a él... nunca podré olvidar que lo amo.

Cristina está en su casa. Ha mandado a dormir al niño con la vecina para tener una romántica cena. Enciende velas.
--Esto sí que va a ser una sorpresa para Michel. Nos acabamos de casar y ya vamos a ser padres pero es lo que los dos queríamos.  Nunca creí que la vida me diera esta nueva oportunidad.
La ex esposa de Adolfo se preocupa porque éste no llega.
El doctor Vidal está en comisaría, finalmente él mismo se ha denunciado para verse libre de Gustavo. Antes de que lo lleven a su celda pide llamar a su esposa.
--¿Cristina? --dice él cuando la ex mujer de Adolfo agarra el teléfono.
Al doctor Vidal le tiembla la voz, no sabe cómo le dirá a su esposa que tal vez pase el resto de sus días en la cárcel.

Adolfo no puede dormir y es que su cuerpo vibra de deseo al saber que Simón  duerme cerca de él. Se levanta a tomar un poco de agua para refrescarse. Se la tira por encima. Va en boxers. Llevado por un impulso, el hombre se acerca a la habitación en la que duerme su hijo. Simón duerme desnudo. Se ha destapado y muestra un espectáculo de lujo. Adolfo tiembla al cubrir ese cuerpo desnudo tan bello y que tanto le gusta y echa de menos. Lo mira con deseo, no puede evitar acariciarlo. Lo ama.
--te amo, Simón . Y siempre te amaré  --dice.
Luego él mismo se reprocha su comportamiento.
--¡no seas absurdo... por fin te ha perdonado, Se encuentra  bien,  ha olvidado el pasado. No estropees tú las cosas. No le vuelvas a arruinar la vida.
Aunque su cuerpo le pide que grite que lo ama, Adolfo se va. El hombre está seguro que su hijo no se ha enterado de nada. Simón  tampoco podía dormir y lo ha oído todo. Llora.
--si te perdoné, olvidé el pasado pero el presente y el futuro es que te amo, te amo y siempre te amaré.










Simón  pasa muy mala noche. Tiembla al pasar por la habitación de su padre. Lo desea. Pone su mano en la puerta.
--te amo.
Y ese amor y ese deseo lo están consumiendo. Apoya su cabeza en la puerta y se abre. Oye la ducha. Sabe que no debe hacerlo pero ese hombre está demasiado bueno. Se acerca al baño. Sabe que es monstruoso espiar a su padre en la ducha pero no lo puede evitar. Adolfo se enjabona, tiene los ojos cerrados, Simón se lo ve todo. Lo que ve le gusta demasiado y eso la atormenta. Se va corriendo llorando. Adolfo se sigue duchando sin imaginar lo que está sintiendo Simón . Él no deja de pensar en Simón como hombre pero está convencido que Simón ya lo ve como padre y eso le duele.

Desesperado por los fuertes deseos de amor y atracción que le procesa su padre, Simón  quiere dejar la casa.  Por un momento hasta tiene la tentación de volver a las drogas. Se acaba refugiando en el panteón, justo en la tumba de su madre. Llora con desesperación. Le pide ayuda a su madre para olvidar ese amor y poder ver a Adolfo como lo que es.
--sé que desde el cielo  me cuidas. Tengo que ser fuerte. Adolfo es lo único que tengo, me tengo que aferrar a él. Tengo que luchar contra esto que siento y verlo como un padre. A penas hago los 21 pero me siento tan viejo... sé que tú me has iluminado para poder controlar este fuego que me consume por dentro, para no buscar a mi padre, para no amarlo como lo amo...ayúdame a no caer en la tentación.

Antes de ir al trabajo, Adolfo deja flores en la tumba de Tomás. Es su refugio. Llora sentado en esa sepultura. Acariciando esa lápida. Es un misterio el motivo de su suicidio y le duele pensar que lo arrastró con su tragedia. 
--te tengo una buena noticia. Al fin Alfredo aceptó mi ayuda. Ya está internado. El camino será duro pero yo te juro que tu hijo se curará. Dejará las drogas y volverá a ser el mismo chico de antes. Tal vez él y Simón…
No puede acabar la frase, se le desgarra el alma. Sabe que Simón algún día se enamorará pero no esta preparado para verlo con otro. Le duele demasiado. Siente que se ahoga. Llora sangre. Se desahoga hablando a esa lápida.
--¡¡nada está bien¡¡ estas semanas que vivo con él han sido las más infernales de mi vida, Simón ha aprendido a verme como un padre pero yo lo amo y lo deseo. Me vuelvo loco cada vez que sé que se está duchando y por las noches me meto en su habitación mientras duerme y deseo hacerle el amor... ¡me estoy volviendo loco¡
Y le parece escuchar la voz de su amigo diciéndole:
--¡tú eres un depravado... no puedes sentir eso por tu hijo¡
Adolfo se golpea el pecho. Llora sangre. Sabe que es monstruoso amar a su hijo pero no lo puede evitar .

En otra parte de la ciudad  Marina y Gustavo hablan. Están en un sótano.
--Yo ya no soporto este encierro. No entiendo porque no vamos a buscar a Simón  y lo matamos. Ya está por cumplir los 21 años. Te firmó un poder puedes cobrar su herencia.
--¡eres una bruta, nuestro plan se vino abajo. La declaración del maldito Vidal ayudó para anular ese matrimonio y todo lo que me haya firmado. Si a ti te ven te van a pedir muchas explicaciones y a mi me pueden meter preso¡¡Simón  me acusó de secuestro y ese maldito del doctor Vidal me traicionó¡
--¡es que eres un imbécil, no sirves para nada¡
--¡No dices eso cuando hacemos el amor¡
--¡sólo piensas en lo mismo¡
--Ni tanto, he averiguado que el viernes en la casa de tu marido se le va a entregar por fin la herencia a Simón. Tenemos que matarlo a él y al padre como si fuera un asalto y tú lo heredas todo.
Eso le gusta a Marina, deciden hacerlo ellos mismo para no meter a terceras personas.

Ha llegado el día, Simón  se ha puesto muy guapo y a Adolfo se lo come con los ojos. Simón hace como si no se diera cuenta.
--¿qué se siente ahora que vas a ser millonario?
--A mi no me interesa ese dinero y no me apetece volver a esa casa.
--tienes que hacerlo, es el dinero de tu madre. A ella le gustaría que aceptaras.
--¿Aún piensas en ella? ¿aun la amas? --pregunta ocultando sus celos.
--No, hace mucho que olvidé a Elena, sólo es el recuerdo del primer amor.
Adolfo no le dice que es a él a quien  ama y que ese amor lo consume por dentro.

Simón  y Adolfo llegan a la casa de los Bolívar . El chico  piensa en todo lo que ha pasado desde la primera vez que pisó esa casa. Mira a Adolfo y se tiene que tragar sus lágrimas. Ninfa los recibe con culpa. Se siente mal por haber perdido la carta de Ernesto. Llega el abogado y el notario, todos se sientan en el que fuera el despacho del difunto. 
Ninfa le dice al abogado:
--aquí tiene los papeles del señor. Yo lo acabo de limpiar aunque hace mucho que nadie toca eso.
El abogado busca unos papeles y encuentra un sobre dirigido a Adolfo y Simón .
--¡es la carta, la carta que el señor Ernesto me dio antes de morir y yo había perdido¡ --grita Ninfa feliz.
Adolfo y Simón  se miran extrañados. Simón  agarra la carta y la lee. La lee lentamente, su cara denota sorpresa, todos lo miran a la expectativa.
--¿¡que dice ese carta, Simón ?¡no me tengas en ascuas¡ --Adolfo.
Simón  lo mira radiante, no se lo puede creer:
--¡Ernesto era mi padre, mi verdadero padre¡
--¿¡como?¡ --dice Adolfo arrancando la carta de las manos de Simón .
Lee la carta mientras Simón  nervioso le dice:
--¡Ernesto se casó con mamá por su dinero, la hizo abortar de una paliza y después la violó¡¡Yo no soy tu hijo... yo soy fruto de una violación, Ernesto no dejó de maltratar a mamá y yo nací prematuro... por eso creí que era tu hijo... no eres mi padre... no eres mi padre¡¡¡te das cuenta de eso? no eres mi padre¡
Simón  está muy emocionado, Adolfo siente alegría por saber que no ama a su hijo pero dolor por saber del destino de su primer hijo. Simón  lo abraza para apoyarlo:
--¡todo fue una mentira. Mii vida fue una mentira. Yo te odié y tú no hiciste nada malo. Te apartaron de la mujer que amabas, mamá no se suicidó... ¡la mató mi papá para casarse con Marina ¡Esa mujer lo hechizó. Desde que tenía 13 años era la amante de mi padre¡
Adolfo se sienta en el piso llorando, Simón  lamenta su dolor le pone la mano en los hombros. Mientras Adolfo llora, Simón  dice al abogado y al notario:
--en esta carta además mi padre dice que sospecha que lo están envenenando y acusa a su esposa..¡Marina tiene que ir a la cárcel¡ --Simón .

Marina y Gustavo están ocultos en un auto esperando el momento de ejecutar su plan. Se alertan al ver llegar a la policía.
--¡esto se está poniendo feo ¿y si nos descubrieron? Mejor nos vamos --Gustavo.
--¡eres un cobarde. Yo voy a averiguar lo que está pasando... ¡a mi no me van a robar lo que es mío¡
Marina sale del auto.
--¡estas loca¡
--¡he esperado mucho este momento, me he sacrificado y no voy a perder lo que es mío¡
Marina está enloquecida por la ambición y se va corriendo. 

Adolfo y Simón  están hablando con la policía en la puerta y les muestran la carta. Marina llega en ese momento y todos se sorprenden. 
--¡que descaro es este¡¡ ¡¿qué haces aquí¡? --Adolfo.
Simón  se enfrenta a Marina:
--¡ella mató a mi papá, la tienen que detener¡
--¿¡que mentira es esta?¡ --Marina.
--¡no es mentira, mi papá lo cuenta todo en una carta¡ --Simón .
Marina se siente perdida y dice:
--¡no fui yo... fue Gustavo... Gustavo fue el que lo mató¡
La mujer señala el auto donde está escondido su amante. Adolfo se abalanza hacia Gustavo para hacerle pagar el daño que le ha hecho a su amado. La policía lo tiene que agarrar para que no vaya hacia él.
Gustavo no se puede creer que su amante lo esté traicionado y huye en el auto pero otra patrulla llega en ese momento y acaba siendo detenido. Marina y Gustavo se va echando las culpas mutuamente.
--¡¡él, él es el culpable¡¡
--¡no es cierto, yo no hice nada... todo fue culpa de ella¡Ella era el cerebro y con sexo me volvió loco y todo lo hice porque me obligó¡ A su marido lo mató ella¡
--¡¡èl me dio las gotas que usé, fue su idea¡¡
Marina grita y maldice mientras los llevan esposados. Gustavo lo acepta en silencio, se los llevan separados. Ninfa sonríe.:
--al fin el señor Ernesto descansa en paz.

Adolfo está sentando en el piso llorando. Simón  se sienta a su lado y lo abraza.
--Ya pasó, ya pasó todo, mi amor...
Adolfo lo mira lloroso:
--¿cómo dices?
--¡no eres nada mío, que sientes por mi¡¿ya no me amas?
Adolfo esta muy atormentado.
--Yo...
--¿amas a mi madre?
--No, Elena ya es pasado. Me duele lo que le pasó porque fue mi primer amor, era mi hijo el que murió... Pobre Elena, tuvo una vida bien horrible…
Simón lo abraza y Adolfo llora en sus brazos.
--ahora debes pensar en tu hijo Emilio. Vamos a contratar los mejores abogados y lo vas a recuperar y yo voy a estar a tu lado¡
Adolfo agradece el cariño del chico pero no sabe en calidad de qué estará en su vida.

Adolfo está en su casa. Se ducha. Llora por Elena, por su hijo. Está atormentado. El saber de la tortura de Elena no le hace disfrutar el saber que nada le impide amar a Simón .

Simón  está en su recámara triste.
--No me ama, no me ama.

Adolfo  está desnudo en su recámara con unos boxers en la mano. De pronto aparece Simón  dispuesto a dar la lucha. Se desnuda ante él. Adolfo lo mira sorprendido.
--¿Simón ?
--Te amo. Siempre te he amado, nunca te vi como un padre. Nunca dejé de amarte.
--pero yo... --dice tragando saliva.
Simón  lo besa con pasión y lo va empujando a la cama. El amor es la mayor medicina. Los dos se funden en un beso:
--te amo, te amo.. --dice Adolfo.
Simón se pone encima suyo y se clava en él. Por fin puede amar y disfrutar de ese hombre sin culpa. Se disfrutan. Se retuercen de placer. Los dos hacen el amor entre lágrimas, se aman con una furia y una pasión que casi parece que se vayan a arrancar la piel a tiras. Es mucho el amor que han frustrado durante todo ese tiempo...
--gracias por salvarme la vida. Te debo mi vida. Por ti volví a nacer. Mi amor. Mi Adolfo.
--gracias a ti, a ti por amarme, por hacerme tan feliz. Simón, te amo Simón.
No dejan de besarse y repetir esas palabras que les eran prohibidas. Los dos se miran y se acarician. Ha sido duro pero al fin están juntos y se aman. Se aman hasta la eternidad.
FIN










Capítulo 27



Adolfo está en su casa llorando. Va en calzoncillos. Llaman al timbre de una manera loca. Se cubre con una sábana. Se sorprende al ver a Simón.
--¿qué haces aquí?
Simón  no para de llorar.
-ayudame --le suplica.
Adolfo lo  abraza con amor y desesperación olvidándose que es su hijo.
--Quiero que sepas que cuentas conmigo para todo lo que necesites ¡No estás solo estoy contigo!
Simón se aferra al cuerpo desnudo de su amado. Le suplica que no lo eche de su lado. Adolfo se siente culpable por el sufrimiento de su hijo. Por amarlo. Por desearlo. Por no poder verlo como a un hijo. Simón quiere dejar el pasado atrás. Quiere dejar la prostitución. Las drogas. Quiere ser feliz 
--¡ayúdame¡¡Quiero cambiar, quiero dejar de llevar la vida que llevo y desintoxicarme de las drogas!
Adolfo siente que su corazón palpita más fuerte que nunca.
--Te voy a llevar a un centro de desintoxicación. Luego te vendrás conmigo a la casa. Estaré surmlte a tu lado.
Simón desesperado dice: 
--¡No quiero que Gustavo ni Marina me encuentren!
-¿Cómo es que estás casado con Gustavo?
-¡Eso no es verdad! ¡Yo nunca me casé con ese animal! ¡Es cierto, me acosté con él varias veces, pero nunca me casé con él!
Adolfo sujeta con fuerzas a su amado. Unen sus frentes. Lloran.
--te juro que nunca más nadie te hará daño.
Simón está donde quiso en todo momento. En brazos de ese hombre que desde una foto lo volvió loco.

Marina  recibe una llamada del doctor Viejo  en la que le comunica que Simón  desapareció.
--¿Cómo es eso? ¿Qué seguridad hay en ese hospital?
Seguidamente cuelga el teléfono con rabia y discute con Gustavo.
-- ¡Tiene que aparecer! ¡Tenemos que tenerlo vigilado!
-- ¿Y crees que yo no lo sé? ¡A los dos nos interesa más que a nadie que no se muera para poder cobrar la herencia! ¡Falta menos de un año¡
Marina está furiosa.
--¡Pero se ha escapado!  ¡Eres un inútil! ¡No eres capaz ni siquiera de velar por tu esposo! ¿Qué tal si ha ido a buscar a Adolfo? ¡Se nos va a caer el teatrito y todo por tu culpa!
-- ¡Cállate! ¡Ahora no es momento de reprochar nada! ¡Tenemos que ir a buscar a Simón ! ¡Ahora sí que lo traigo para acá y no volverá a salir hasta que cumpla la edad de cobrar su herencia!
--Mueve tu precioso culo. Gus. ¡Estamos perdiendo el tiempo.

Ninfa está dormida y tiene pesadillas sobre Ernesto.
--¿Cuándo vas a entregar la carta que te entregué? ¡Tienes que dársela a Simón !
Seguidamente sueña que está en el juicio por la muerte de Ernesto y le dan la pena máxima porque la consideran culpable de asesinato.
--¡No, no puede ser! ¡Tengo que entregar la carta! ¡Pero, no la encuentro! ¡La he buscado por toda la casa y no la encuentro   

Simón  y Adolfo salen del apartamento abrazados.
-Te voy a llevar a una clínica especializada para que te ayuden a salir de la droga.
--¡Llévame lejos! ¡No quiero que Gustavo ni Marina me encuentren!
--No te preocupes, está en la otra punta del país y yo estaré a tu lado y nada malo te pasará.
Simón ha vivido un infierno y se aferra a su salvador con desesperación. Adolfo no soporta verlo tan mal. Daría su vida por curarlo. Por borrar ese sufrimiento que ha vivido.

Sin Simón, sin Adolfo. Tomás está perdido. Vive la vida loca acostándose cada día con un hombre diferente. Esta en una discoteca. Lo seduce un chico muy joven con muy buen cuerpo. Lleva máscara. Va sin camisa. Le baila muy provocativo. A Tomás le vuelve loco. Se lo lleva a un hotel. Disfruta como nunca al ser penetrado por ese joven que no le ha hablado y no se ha quitado la máscara. Luego cambian los roles. Disfruta mucho al descubrir que ese culo es virgen. Lo azota . Lo va insultando. Dice obscenidades. Cae en la cama retorciéndose de placer. No deja de resoplar.
--nunca había cogido tan sabroso. Ha sido la cogida de mi vida. Que putita estas hecho. Eres una máquina de tragar vergas. Un culito tragón. Has nacido para dar placer a machos como yo. ¿Y no me vas a decir quien eres para darte las gracias por lo rico que he cogido?
El chico se quita la máscara sonriendo.
--de nada, papá. Yo también lo he disfrutado mucho.
Tomás sufre un fuerte impacto. Esta horrorizado al descubrir que se ha acostado con su propio hijo. Con Alfredo. Es tal la monstruosidad que acaba de pasar que no que sale la voz. Mira a su hijo con los ojos inyectados en sangre. Con la mirada le pregunta porque. Adolfo escupe todo su odio y frustración en ese hombre que está destruido.
--¡por ser el primer cliente de Simón. Por haber ayudado a destruirlo. Por haber sido el amante de Adolfo. Porque eres un desgraciado que no merece vivir¡
Alfredo ha matado a su padre. Al hombre le destroza  que su hijo haya tomado el mismo camino de destrucción que Simón. Desnudo, Alfredo se encierra en el baño. Se pone hasta arriba de cocaína. Tomás se levanta desnudo. Está muerto. Sale al balcón y se lanza. Su muerte es instantánea.













Meses después.
Adolfo va a buscar a Simón  al centro en el que se encuentra. El chico está recuperado. Se funden en un abrazo. Están felices. Adolfo lleva la bolsa de su hijo. Se van juntos abrazados por los hombros.
--Nunca más volveré a caer en el vicio de las drogas ni en la prostitución.
--Te vendrás conmigo. Quiero que vivamos en una casa que he comprado para cuando salieras de aquí.
La pareja se mira fijamente. Los dos sienten deseos de besarse. Se acercan muy peligrosamente. Sus almas se llaman a gritos para unirse.  Simón ha aprendido la lección y aunque siente lo mismo que él lo para y le dice:
--gracias, papá. Me has salvado la vida. Tú me diste la vida y ahora he vuelto a nacer gracias a ti.
Oír esa palabra de labios de su amado le duele. Se le escapan las lágrimas.
--¿papá? Nunca antes me habías llamado así -dice con la voz rota.
Los dos se miran y se tragan su dolor y sus ganas de besarse.
--en estos meses he aprendido a verte como lo que eres, mi papá -miente el chico.
Adolfo se siente un miserable porque sabe que jamás verá a ese chico  como a  su hijo. Simón  no soporta la cercanía de Adolfo ya que solo rozarlo. Mirarlo lo estremece .Le duele en el alma que sea su padre. Le cuesta mucho llamarlo papá pero tiene que borrar ese amor que lo esta matando.
--todo lo que ha pasado, estos meses de encierro. Nada ha servido, sigo sintiendo este sucio amor que no me sirve para nada y que es denigrante¡ --dice Simón para sí.
Padre e hijo se miran deshechos, se deben tragar su dolor y su amor. Entran en el coche. Frustran sus ganas de besarse, de acariciarse, de decirse que se aman.


Capítulo 26


Marina está en el hospital con Gustavo. Miran a Simón  mientras duerme.
--no me gusta nada eso que Adolfo esté cerca, lo mejor será que le digas al doctor que le dé el alta. Dile que te lo quieres llevar a una clínica de un amigo tuyo de confianza, que lo lleven a la clínica del doctor Vidal ¿porque lo trajiste aquí?
--Marina. Es la mejor clínica en cardiología. No creí que ese imbecil nos iba a encontrar pero el director es amigo de mi padre. Me he hecho el marido angustiado por ese suegro que quiere convertir a mi esposo en su amante. No lo van a dejar entrar.
--Cuando se estabilice lo llevamos con Vidal. Vidal es más de fiar. Nunca nos traicionaría ¿no?
--No si no quiere ir a la cárcel .
--que Simón  se esconda ahí, así no tendremos que mentir tanto. Tiene que estar encerrado pero muy bien atendido. No se puede morir antes de tener los 21 ¡no lo podemos perder todo¡ Me preocupa Adolfo.
--eso no es problema... --dice Gustavo- Es un buen tipo y eso es un punto a nuestro favor. --Recuérdale que se acostó con su hijo y lo tenemos en nuestro poder. A cualquiera que él pida por ver a Simón  le decimos que violó a su hijo y por eso no lo debe ver. él se siente tan culpable que no se atreverá a desmentirlo, no tiene moral para decir nada.
Los amantes sonríen con maldad.

Cristina esta en un parque. No sabe que hacer con su vida. Camina llorando, se topa con el doctor Vidal.
--¿le ocurre algo?
Los dos se miran a los ojos. Sienten algo muy especial. Él se preocupa de ella con mucho cariño y ella se siente bien. Ni Adolfo en los mejores tiempos la había tratado así, ese doctor es el tipo de hombre que ella busca.






Alfredo ha acompañado a Adolfo hasta el depa. Lo tiene abrazado
--Ya le he dicho que no hacía falta, estoy bien.
--Yo te pasé el coche por encima, me hubiera quedado más tranquilo si me hubieras dejado llevarte al hospital pero al menos deja que te acomode, que me asegure que estás bien. No sé cómo pasó estaba distraído.
--la culpa fue mía, olvídalo.
Adolfo está derrotado, no por el dolor físico sino  por el dolor de su alma. Se tumba en el sofá desabrochándose la camisa. Su fornido pecho queda al descubierto. Alfredo lo mira con deseo. Siente una atracción al instante. Se le tira encima. Lo besa. Adolfo se levanta de golpe.
-¿qué haces? Bebiste?
Alfredo desea amor y sexo. Y ese hombre semi desnudo le gusta mucho. Trata de seducirlo pero Adolfo se aparta.
--sera mejor que te vayas.
--hazme el amor como lo hacías con mi padre. Yo puedo ocupar su lugar. Lo vas a pasar bien.
Alfredo lo abraza y Adolfo le da un empujón.
--eres mi sobrino.
--no lo soy.
Alfredo se le acerca seductor. Adolfo le huye.
--para mi sí. Eres mi sobrino.
--te acostaste con tu hijo.
Adolfo pierde la paciencia. A la fuerza saca al chico de su departamento. Alfredo se ve desquiciado pero Adolfo tiene ya bastantes problemas. Empieza a tomar.

El doctor Vidal se ha llevado a Cristina a una cafetería. Los dos hablan como si se conocieran de siempre. Recibe una llamada de Gustavo en su celular. Al ver el nombre en la pantalla su rostro empalidece. Le recuerda la amenaza que pesa sobre su cabeza y que por un momento había olvidado.

Gustavo y Marina se ponen nerviosos ya que el doctor no le contesta.
--¡esto no me gusta nada¡¡¡seguro que nos va a traicionar¡
--¡pues no va quedar sin castigo, Marina, me las va a pagar...¡
--Lo más importante es sacar a Simón  de la clínica para que Adolfo no nos reclame... ¿tu otro amigo no nos haría el favor de tener a Simón  en su clínica para marginales retenido?¿no tienes nada en su contra?
--pues no, pero sé como si lo tendríamos en nuestras manos.
--¡como?
--a él le gustan mucho las mujeres bonitas pero ya es viejo.., seguro que a cambio de tus favores hace todo lo que queramos¡
Marina lo abofetea:
--a caso crees que soy una prostituta?
--pues si --dice con cinismo.
Ella lo mira furiosa. 

Días después...
Simón  está  encerrado en un sótano. Está desesperado ya que no soporta la idea de estar encerrado. La enfermera que la atiende se conmueve de su dolor. No quiere ser cómplice de lo que le están haciendo  y lo ayuda a escapar. 

Gustavo y Marina esta en la cama haciendo el amor.
--¿y cómo es el doctorcito en la cama?¿es mejor que tu marido? --dice divertido.
--¡ni me lo recuerdes, ese viejo baboso y encima gordo ¿hasta cuando va a durar eso?
--tiene a Simón  drogado y encerrado, ¿qué más quieres? ¿no me digas que tienes escrúpulos?¿a caso no estás dispuesta a todo por dinero?
--¿has sabido algo del doctor Vidal?
--sí, no se acercó a Adolfo, lo tengo vigilado. 
--me tienes loca --jadea ella.
Él sonríe y se besan.