Ninfa está como loca, Ernesto le ha dejado una carta para que la entregue a las autoridades confesando toda la verdad si llegara a pasarle algo.
--¡Dios mío! ¡La carta que dejó don Ernesto! ¡La perdí! ¡Con los nervios no recuerdo donde la puse! ¡Perdóneme don Ernesto, pero no recuerdo donde dejé esa carta!
Adolfo está atormentado y no deja de recordar lo que le dijo el doctor.
--¡No, no puede ser! ¡Esto no me puede estar pasando! ¡Simón es mío, mío y de nadie más! ¡No, no puedo pensar eso, Simón es mi hijo! ¡Simón , Simón ! ¡Me estoy volviendo loco!
Adolfo siente una gran angustia. Siente que se ahoga. Se lleva las manos al corazón.
--¡Tengo un mal presentimiento! ¡Simón me está necesitando!
Al día siguiente, Adolfo está desnudo en la ducha. El agua lo relaja. Cubre su cuerpo de jabón. El agua desliza por su desnudo cuerpo. Se da cuenta que Tomás lo está mirando. Está excitado. Se toca el paquete. A Adolfo no le gusta la lujuria que ve en los ojos de su amigo. Se cubre con una toalla. Tomás lo mira con deseo.
--me sé tu cuerpo de memoria.
--debí cambiar la cerradura.
--no seas así. Te he echado de menos.
--eres tú el que te has distanciado de mi. No quieres que sepan que fuimos amantes.
Adolfo va a su habitación. Tomás detrás.
--siento que Cristina o mi hijo pueden hablar en cualquier momento. Pero te echo de menos.
Adolfo queda desnudo. Está de espaldas. Tomás está ardiendo y le acaricia la espalda con deseo. Adolfo se aparta de él. Tomás lo desea. Siente celos.
--¿qué pasa que te reservas para el culito tragón de tu hijo?
Adolfo, furioso, lo tumba de un puñetazo.
--¡¡eres un imbécil, no vuelvas a hablar de mi hijo¡
Desde el piso y tocándose la mandíbula, Tomás le dice:
--vine a hacerte un favor. Mi suegra está hospitalizada y Luisa se encontró con que trajeron a Simón. Sufrió un infarto. Está en la clínica Quirón.
Adolfo siente que se le para la vida.
--¡por un diablo¡¡ ¿porque no lo dijiste de entrada?
Adolfo siente una gran angustia. Agarra su ropa y se va vistiendo camino a la puerta . Tomás se queda solo. Se tumba en ese cuarto donde tantas veces hizo el amor con Adolfo. Donde Adolfo hizo el amor con Simón. Tomás se desabrocha los pantalones. Se excita recordando los cuerpos desnudos de padre e hijo y se masturba imaginando que se acuesta con los dos a la vez. Esa fantasía lo hace arder. Es un volcán que no tarda en entrar en erupción
Adolfo llega a la clínica angustiado. Esta desesperado. Habla con su médico. El corazón de Simón está débil pero ha superado el infarto. Adolfo se siente aliviado. El médico le explica tal y como están las cosas.
--Su hijo es adicto a sustancias muy peligrosas, yo le recomiendo que lo ingresen a un centro especializado.
--¡pero se suponía que estaba bien¡
--pues yo le digo que no.
Adolfo da un puñetazo a la mesa:
--¡me mintió¡¡¿por qué el doctor Vidal me mintió¡
El doctor trata de animarlo:
--su hijo lo necesita fuerte, es muy duro lo que se le viene encima.
--quiero verlo --dice con un hilo de voz.
--si claro, ahora la enfermera le dice en que cuarto está.
Mientras Adolfo espera, Gustavo lo ve. Se preocupa.
--esto no me conviene para nada, este patán lo puede arruinar todo.
Gustavo se acerca a él desafiante.
--¿¡que haces aquí?¡ ¡mi esposo no te quiere ver¡
--¿tu eres el marido de Simón ?
--Sí, soy yo y mi esposo y queremos vivir este duro momento solos -dice con un falso dolor.
Y aunque le quema decirlo dice;
--¡Yo soy el padre de Simón ¡
--¡pero te acuestas con él ¡Ya deja de perseguir a Simón. Él quiere olvidar que fue tu amante. Déjalo en paz¡
Se oyen murmullos de sorpresa, Adolfo se siente mal por las miradas inquisitorias de quienes le rodean.
--No lo digas tan fuerte.
--¡si claro, es una verdad muy sucia¡
Adolfo empuja a Gustavo hasta el baño para que hablen tranquilos.
-- yo lo único que quiero es que Simón sea feliz. Yo le pagué un tratamiento para destoxicación y me han dicho que está peor que nunca.
Gustavo lo mira con un falso llanto:
--Yo he hecho todo lo posible. Salió de la clínica como nuevo y te juro que yo lo cuidaba pero no sé cómo conseguía droga.
--Yo lo puedo ayudar.
--¿acostándote con él? -le reprocha Gustavo.
--¡No me lo recuerdes¡ --dice con culpa.
--¿y cómo olvida un padre el haberse acostado con su hijo? Yo no estaría tranquilo teniéndote cerca de mi marido porque sé que en cualquier momento podrías intentar violarlo.
--nunca le haría daño, quiero verlo --suplica lloroso.
--¡vete o me obligaras a contarles a todos que eres el padre y el amante de mi marido ¡
--¡no me hagas esto, quiero verlo aunque sea de lejos¡
--¡Simón es una drogadicto, y seguro que si te ve va a querer seguir con vuestra sucia relación¡¡¿así es como lo quieres ayudar?¿convirtiéndote en su amante? Yo estoy haciendo mi mayor esfuerzo para ayudarlo pero tú presencia recuerdas constantemente a Simon su mayor vergüenza. A tu lado nunca se recuperará. Es tu hijo y si lo quieres ayudar vete y no vuelvas.
El rostro de Adolfo se llena de culpa y vergüenza. Gustavo le pone la manos en los hombros. Le habla fraternalmente. Sabe fingir muy bien.
--sé sincero Adolfo, mi esposo está muy mal y lo que necesita es un padre que le dé amor de padre, si tú me juras que no lo verás como hombre sí podrás verlo. ¿pero no es así, no?
Adolfo no puede más con los remordimientos y acaba dejando el lugar. Gustavo sonríe maliciosamente.
Simón está en su habitación muy inquieto. Necesita droga y quiere ver a Adolfo. Tiene un ataque de ansiedad. Gustavo entra con las enfermeras y el doctor.
--todo es culpa de su padre, él lo violó y por eso mi esposo está así. No quiero que Adolfo Vega se acerque a mi marido. Miren en qué estado le dejó la visita de ese mal hombre --dice Gustavo con una falsa tristeza.
Todos compadecen a Simón , le dan un calmante y se queda dormido.
Adolfo deambula por las calles, destrozado. Piensa en cuando hizo el amor con Simón. No se saca de su mente ni sus besos ni sus caricias ni todas esas sensaciones que se le han quedado grabadas en su corazón. Está muy atormentado.
--¡te tienes que alejar de Simón, le has arruinado la vida. Tal vez su marido lo pueda hacer feliz, si ellos se casaron sería por que Simón cree que puede ser feliz con él . Será mejor que me aleje de sus vidas, que olvide lo que pasó¡
Lleno de dolor y celos Adolfo cruza la carretera sin mirar, un coche se le tira encima y lo arrolla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario