Adolfo está tumbando en la cama. Su pequeño hijo está jugando con él.
-- estoy tan contento de tenerte todo el día, ya no te vas a ir ¿verdad?
Adolfo acaricia la cabeza de su hijo y lo besa con cariño:
-- No campeón, ya no me voy a ir.
--te quiero mucho papá.
--y yo a ti y yo a ti... tu eres lo más importante de mi vida.
Adolfo se aferra a su hijo con todas sus fuerzas:
--voy a vivir, por ti voy a vivir... –se dice.
El pequeño acaricia la cara de su papá con cariño:
--porque estás triste papá ¿porqué?
El hombre sonríe con tristeza:
--¿cómo crees que voy a estar triste si tengo un hijo hermoso al que quiere más que a mi vida?
El hombre empieza a hacerle cosquillas a su hijo.
Cristina los observa desde la puerta de la habitación con emoción:
--se ha cumplido el sueño de mi vida, ahora va a salir bien, va salir bien. Tengo que embarazarme tengo que embarazarme en seguida. Con un hijo pequeño y embarazada de nuevo nadie va a apartar ese hombre de mi.
Emilio abraza a su padre contento.
--¿sabes lo que me gustaría ahora?
--dime lo que quieras y es tuyo.
--quiero un hermanito o una hermanita para poder jugar con él.
El rostro de apuesto hombre se desencaja pensado en Simón . Piensa en que hicieron el amor, en que le dijo con odio que era su hijo.
--mi hijo –se dice con angustia—me acosté con mi hijo... Dios mío qué vergüenza con mi Emilito si algún día se entera de esta verdad tan sucia. Espero que Simón no vuelva a mi vida. Quiero olvidar todo esto, que jamás nadie sepa de esta penosa historia que nunca debió existir.
Adolfo no puede evitar que su alma llore, que todo él se estremezca pensando en Simón y es que aunque le duele reconocerlo lo ama y no puede olvidalo , no puede dejar de él.
Sentimientos parecidos despierta el hombre en Simón que sobre su cama mira la vieja foto de su padre y lee algunas páginas del diario. Se abraza a la foto con emoción:
--¡te amo. Te amo tanto¡ –dice recordando cuando hicieron el amor
Mira la foto con cariño y dolor:
--pero es un miserable ¿cómo me va a hacer creer a mi que no se burló de mi madre cuando se ha burlado de mi? ¡Me ha usado y ahora me ha tirado. Le ha dado igual que yo sea su hijo pero no... ¡no se lo voy a permitir, le voy a obligar a reconocerme como a su hijo y lo voy a atormentar, lo voy a atormentar obligándole a recordar día a día que fui suyo y que él fue mío. Yo sé que me desea. No voy a parar hasta que se mate pero esta vez de verdad. Estoy seguro que todo fue un teatro pero yo lo voy a destruir¡
Tiene grabada la libidinosa mirada de Tomás y aunque siente asco piensa que es la mejor forma de vengarse de su padre. Busca la tarjeta que esté le dio. Lo llama. Tomás no reconoce la voz del chico que muy sensualmente le dice:
--soy Simón, el hijo de Adolfo.
Tomás sonríe triunfante.
--me gustaría saber de Adolfo.
--Pues él ya está bien, regresó a casa de su ex mujer.
Los celos y la rabia dominan al chico y eso le da fuerzas para seguir con su plan.
--me siento triste y solo. Me gustaría que nos viéramos ¿por qué no nos vemos y quedamos en un lugar bonito?
Tomás se estremece pensando en el cuerpo del chico . Alza los brazos en señal de victoria. Quedan detrás de la mansión del chico .
--¡ya se te hizo Tomás, ya se te hizo¡
Piensa en Adolfo con culpa pero desea demasiado a ese joven como para renunciar a pasar un buen rato con él.
--lo siento Adolfo pero es tu hijo el que me buscó y yo no tengo la culpa de que sea un golfo. Si me pide guerra se la voy a dar...
El hombre se mira al espejo y sonríe satisfecho:
--¡los años no pasan en ti... vuelves locos a hombres y mujeres como antes, como siempre¡
Cristina entra en su recámara:
--Emilio, tu padre tiene que descansar y tú tienes que hacer tu tarea.
--no, dejame quedar un rato más
--nada de eso, señorito. A tu recámara que ahora vengo yo.
El niño se va ante la atenta mirada de sus padres. Cristina se sienta en la cama y mira a su esposo muy enamorada. Está dispuesta a hacer cualquier cosa para no perderlo. Ella le toma de la mano y él se las besa.
--gracias por acogerme en tu casa sin preguntas, sin reproches.
--eres el padre de mi hijo.
--¿sólo lo has hecho por eso?
--porque te amo.
La mujer lo besa y él, aunque lo intenta, no puede responder a la pasión de ella.
--gracias por todo tu amor, sé que no lo merezco pero te juro que te voy a amar, que no te vas a arrepentir de haberme abierto las puertas de tu casa.
-- Vamos a tener muchos, hijos. Shora sí quiero que tengamos muchos hijos.
Adolfo no puede contestar ya que las lágrimas lo ahogan. Es mucho su dolor pensando en Simón .
Mientras Simón está subiendo al coche de Tomás. Lo besa en la mejilla muy provocativo.
--¿y bien? ¿dónde quieres que te lleve?
Muy directo Simón dice:
--¿qué te parece a un hotel?
Tomás sonríe y lo devora con los ojos.
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